DESCRIPCIÓN Y CARÁCTER DEL MASTÍN DEL PIRINEO
El Mastín del Pirineo es un perro grande, fuerte y ágil, que destaca por su carácter equilibrado, fiel y noble, cualidades que lo convierten en un excelente perro de familia, un guardián atento y un eficaz protector de ganado.
Lo primero que capta la atención de un Mastín del Pirineo es su imponente presencia. A menudo se le compara con otras razas de gran tamaño como el Mastín Español, el Perro de Montaña de los Pirineos o el San Bernardo, con quienes comparte similitudes en cuanto a su gran tamaño, pero de los que se distingue por características propias.
Es un perro de gran alzada, de complexión musculosa y robusta, dotado de una fuerza notable, aunque sorprendentemente ágil en sus movimientos a pesar de su considerable tamaño.

Arbaniés de Reis D'Aragón fotografíado por Vanessa Grossemy para Canis Reporting
Fotografía cortesía de su propietario: Vanil des Artses
Fotografía cortesía de su propietario: Vanil des Artses
Está muy bien proporcionado, posee un amplio tórax y una cabeza grande y fuerte, cuello fuerte rodeado de una piel elástica y gruesa, esqueleto compacto, y patas fuertes y gruesas, visto de perfil su estructura es rectangular. Los ojos son pequeños, oscuros y de mirada expresiva.
Su pelaje es denso, grueso y moderadamente largo, generalmente de color blanco con manchas bien definidas, máscara característica y orejas manchadas que caen a los lados de su cabeza.
Estos ejemplares suelen ser perros tranquilos que raramente ladran sin motivo. Cuando lo hacen, su ladrido es grave y profundo, transmitiendo autoridad y disuasión.
El carácter del Mastín del Pirineo conquista a quienes comparten su vida. Es un perro equilibrado, de gran nobleza y bondad hacia los suyos, un compañero familiar fiel, cariñoso e inteligente, a la vez que valiente y seguro ante cualquier peligro.
Su nobleza y dulzura con los miembros de la familia, especialmente con los niños, no están reñidas con su capacidad para la guarda. Son perros observadores y territoriales, que alertarán de cualquier presencia extraña con ladridos potentes y disuasorios. Su inteligencia les permite discernir rápidamente entre una visita bienvenida y una potencial amenaza.
Convive muy bien con otros animales, especialmente si la socialización se realiza desde temprana edad.

El cachorro Aragüés, a la edad de 6 meses, jugando con su compañero cocker


Foto: Estela Miguel
Bulldog Francés de Westlife Kennel
Bulldog Francés de Westlife Kennel
Mastines del Pirineo y niños
El Mastín del Pirineo se muestra excepcionalmente bueno y protector con los niños, sintiendo por ellos una especial predilección. Su carácter paciente y tolerante lo convierte en una de las razas más adecuadas para familias con niños. Sin embargo, debido a su gran tamaño, siempre es necesaria la supervisión de un adulto durante la interacción, para evitar caídas o golpes involuntarios.
Es fundamental que el Mastín del Pirineo reciba una educación adecuada y una correcta socialización desde cachorro. Del mismo modo, se debe enseñar a los niños a comportarse de manera respetuosa con el perro.

Aunque su origen se encuentra en climas fríos, el Mastín del Pirineo es adaptable y puede tolerar temperaturas más cálidas siempre que disponga de suficiente sombra y agua fresca en todo momento.
El Mastín del Pirineo es una raza autóctona aragonesa que durante siglos desempeñó un papel crucial en la protección de rebaños, propiedades y personas en los Pirineos Aragonés y Navarro. Sus características morfológicas y su personalidad se ajustaban perfectamente a la función de guarda contra depredadores y ladrones que debían realizar.
Para esta tarea, se necesitaban perros con la fortaleza física necesaria para enfrentarse a adversarios temibles. Su imponente físico actuaba ya como un factor disuasorio importante. Debían ser rústicos y resistentes para soportar los largos desplazamientos de la trashumancia y las duras condiciones del terreno montañoso y el clima extremo de los Pirineos.

Fotografías antiguas cortesía de Rafael Malo Alcrudo
Psicológicamente, debían ser valientes pero a la vez dulces y leales con los pastores, el rebaño y los otros perros. No debían ser excesivamente agresivos, sino más bien tranquilos para que no abandonaran el rebaño ante la menor señal de peligro.
Su fuerte sentido de la propiedad y su instinto de defensa de lo que consideraban suyo los impulsaba a proteger a sus dueños y sus posesiones como si fueran propias.
Además de su labor como guardianes, también desempeñaron otras funciones, como guiar al rebaño por terrenos firmes gracias a su instinto para moverse por los parajes pirenaicos. Se decía que seguir el rastro de un mastín era garantía de seguridad en la montaña. También ofrecían compañía a los pastores solitarios durante sus largos periodos de aislamiento.

Arbaniés de Reis D'Aragón fotografíado por Vanessa Grossemy para Canis Reporting
Fotografía cortesía de su propietario: Vanil des Artses
Fotografía cortesía de su propietario: Vanil des Artses
Por todas estas cualidades, los MASTINES DEL PIRINEO fueron y siguen siendo perros perfectos para las familas, excelentes guardianes y protectores de ganado.
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